El Gran Cisma

03/12/2018

Poco antes de la denominada Era del Hundimiento, cuando el exterior se debatía entre guerras de clanes y luchas religiosas, el reino de las profundidades se encontraba sumido en el caos más absoluto. Si bien los enanos se resisten a hablar de lo ocurrido incluso a sus propios descendientes, los archivos que aún se guardan en las cámaras del consejo recogen con detalle cada minuto de su historia, grabada en grandes tablillas de piedra como símbolo del pasado inmutable que les precede.

Por aquel entonces, el clima en las ciudades subterráneas era tenso, y las revueltas entre las clases menos favorecidas, frecuentes. Las diferencias entre la nobleza y los clanes obreros eran cada vez más evidentes , y tanto el rey como el consejo se escudaban en las tradiciones ancestrales de su gente para evitar cualquier reforma que pudiese minar su poder político.

Ansiosos por acallar las protestas, los poderosos comenzaron a tomar medidas cada vez más extremas, recurriendo al ejército para reprimir a los rebeldes e incluso a asesinos a sueldo para acabar con sus líderes más molestos. Sin embargo las familias más humildes no carecían de recursos y, tras una batalla especialmente brutal, el monarca enano fue encontrado muerto en su propia villa, envenenado por uno de sus sirvientes.

Aquél fue un punto de inflexión en la historia de los enanos que marcaría el devenir de los acontecimientos durante generaciones, siendo bautizado en los archivos como el Gran Cisma que separó para siempre la sociedad subterránea. El pueblo se vio dividido en dos corrientes diametralmente opuestas: aquellos que luchaban por mantener sus costumbres tal y como las conocían y aquellos que querían cambiar las cosas.

Los primeros se mantuvieron firmes en su postura, y considerando  semejante afrenta como una traición a toda su raza, cortaron cualquier clase de comunicación con sus hermanos, un contacto que no se restableció durante siglos.

Los segundos, en su mayoría gentes humildes y familias con poco poder político, emergieron a la superficie y construyeron nuevas ciudades en las montañas, creando un nuevo clan que basaba sus normas de convivencia en la nueva libertad que habían logrado a su salida de las ciudades subterráneas.

Deja un comentario