La senda del Caos

La secta caótica, también llamada la Senda del Caos, es una escisión de la religión Cosmoíta, surgida durante las largas guerras de la Era del Hundimiento.

Adoran a Niamh como madre de todas las cosas, pues dicen las escrituras más antiguas que fue ella, y no Shonagh, la que creó la vida por vez primera.

Los seguidores de esta secta creen fervientemente que el caos está en la naturaleza del mundo, razón por la que se les concedió la habilidad para manipular su energía en forma de magia, y el libre albedrío para que cada uno pudiese elegir el camino a seguir mientras la usa. Que Niamh los liberó de los hilos que manipulaba el dios del cosmos, permitiéndoles elegir el camino de la verdad en lugar del que Shonagh había preparado para sus marionetas.

Por sus creencias, muchos magos y hechiceros son atraídos por esta secta, aunque ninguno lo admite abiertamente.

La Senda del Caos no es violenta en sí misma, aunque si existe una rama fanática que no duda en utilizar la fuerza cuando lo cree necesario, con la excusa de proteger sus creencias.

Culto a Astrid

Astrid es la diosa de la noche, las estrellas y la luna.

A ella adoran los marineros, asesinos y ladrones, esperando que su luz les guíe cuando más lo necesitan.

En sus templos, construidos siempre en colinas u otros lugares altos, suele estar representada como una joven rubia y vestida de blanco, que sostiene entre las manos una galaxia cargada de astros luminosos.

Su símbolo es una luna menguante enmarcada en el centro de una estrella de David.

 

Culto a Aure

Aure es el dios de los vientos, creador de tormentas y tempestades.

A él le corresponden los cielos, y todas las criaturas que habitan en ellos.

A su nombre rezan los navegantes y los agricultores, pidiendo corrientes de aire que redirijan el rumbo, lluvias y sol para las cosechas.

Suelen representarlo como un muchacho de corta estatura, de piel tostada y cabellos claros flotando al viento. Bajo sus pies se talla una nube para representar su reino.

Su símbolo es un trisquel plateado.

 

Culto a Basha

Basha es la diosa del comercio, protectora de viajeros, mercaderes y ladrones.

A ella adoran contrabandistas y buhoneros, espías, asesinos y rateros.

Sus estatuas se alzan en los mercados, y sus templos, tradicionalmente altares móviles, están presentes en cada puesto ambulante. Se la representa como una muchacha en la flor de la juventud, con los cabellos castaños recogidos en una cola de caballo y vestida con ropas negras y ajustadas, ideales para moverse en la oscuridad sin ser visto.

Su símbolo es un círculo con una balanza en el interior.

Culto a Dámara

Dámara es la diosa del agua, y la controla en todas sus formas.

Suyos son los mares, los ríos, los océanos y la lluvia, y es patrona de pescadores y marineros, aunque los granjeros también la invocan con frecuencia.

Sus templos suelen estar en las orillas de grandes mares, o en el borde de algún acantilado y en los grabados y estatuas aparece siempre como una mujer joven de cabellos azulados, y vestida con túnica ritual.

Su símbolo es una perla que contiene el mar embravecido.

 

Culto a Heulyn

Heulyn es el dios del sol y del crepúsculo, que cada amanecer arrastra el astro rey al firmamento, y lo conduce hasta el fin del mundo al caer la noche.

Su nombre está enormemente extendido entre la población de los dos continentes, aunque es más común escucharlo en zonas rurales. Los herreros y los alquimistas le guardan especial favor, puesto que a él le deben el poder de su fuego.

Suele estar representado como un hombre de mediana edad, de tez oscura y musculos definidos. En todas sus efigies tiene el pelo en llamas, aunque solo unas pocas aparecen con el emblema del sol tatuado en su vientre.

Su símbolo es un sol dorado de rayos entrelazados.

Culto a Kilyan

Kilyan es la diosa de la guerra y la caza.

Suyos son los bosques, los coliseos y los campos de batalla.

Sus templos acostumbran a ser sobrios, con muy pocas decoraciones aparte de los altares donde se alza su estatua. A Kilyan se la representa como una muchacha joven, de piel pálida y delgada, con sus cabellos pelirrojos recogidos en cuatro trenzas. Suele llevar un traje de caza y un hacha de guerra o un arco entre las manos.

Su símbolo es un arco de caza cuya flecha tiene forma de espada.

 

Culto a Naylea

Naylea es la diosa de la vida y la muerte, de los ciclos eternos que hacen funcionar los engranajes del mundo.

Ella gobierna los derroteros del tiempo, y llama a su lado las almas de los mortales cuando ha llegado su momento.

La llaman las madres, los soldados y los moribundos, y está siempre presente para los sacerdotes encargados de dar sepultura a los que ya se han ido.

Los templos de Naylea son siempre amplios y espaciosos, repletos de luces que titilan a lo largo de sus corredores. Puede ser representada de tres formas distintas; como niña, como mujer embarazada y como anciana de cabellos encanecidos, aunque en todas sus formas va vestida de negro y sujeta con su mano derecha la Hoz de plata que siega la vida.

Su símbolo es un reloj de arena.

Culto a Taryn

Taryn es el dios de la tierra, las cosechas y los animales.

Suyas son las granjas, los huertos, y todas las bestias que moran en tierra firme.

A él adoran los granjeros, agricultores y ganaderos, los cazadores, constructores y mineros.

Sus templos son escasos, pero sus efigies pueden encontrarse talladas en las mismas laderas de las montañas. Se le representa como un joven fuerte y de músculos torneados, alto y vestido con ropas de campesino. No es raro que lleve un arado entre las manos, o haya un animal entre sus pies.

Su símbolo es un árbol verde cuyas ramas se entrelazan con sus raíces.

 

Los dioses sin rostro

Por norma general, los enanos se niegan a representar a sus dioses, por lo que no existe ninguna imagen pero si miles de descripciones.

Rinden también culto a sus ancestros, que según sus creencias se reúnen con los dioses si han destacado en su vida terrenal.

Cada clan tiene un dios principal distinto, a elegir entre tres.

El clan Zorn adora a Athard, dios de las montañas y patrón de los herreros, mientras que el clan Ekrund construye sus altares en la roca desnuda en honor a Namtar, dios nacido de la roca y la tierra, y protector de los mineros.

Los enanos de desierto, también conocidos como el clan Grimmaz, adoran al dios nómada Argnk, fundador de caminos y estrella guía en el mar de arena.